Viajar en charter siempre es un privilegio, sobre todo para los planteles del fútbol profesional que disputan copas internacionales que, a la acumulación de minutos jugados, también suman cansadoras millas de vuelo. Por eso causó sorpresa que el vuelo privado que llevó a Colo Colo hasta Río de Janeiro demorara cerca de siete horas, cuando el vuelo comercial toma un poco menos de cuatro. La situación se repitió en el regreso.
La escala en Asunción de ida y de vuelta y las siete horas en un avión antiguo con pocas comodidades hizo ruido en el plantel que no vio beneficio alguno en este charter y que resintió bastante el largo viaje que finalmente les tomó todo el día. Y lo que eran solo críticas y comentarios en la ida, se transformaron directamente en molestia en la vuelta cuando se enteraron de que el presidente del club, Alfredo Stohwing, regresaba a Santiago en vuelo directo y clase ejecutiva.
Capitán Araya
Que el mandamás de los caciques no se embarcara en el charter de regreso no llamó la atención. Los jugadores ya saben que no es de los dirigentes que está cerca ni de acompañar mucho al equipo, por lo que su ausencia no generó mayores consultas. Los ácidos comentarios llegaron cuando jugadores y cuerpo técnico se enteraron de que, ni más ni menos, su propio presidente había embarcado a todos en un vuelo de siete horas, para quedarse en tierra y tomar, solo un poco después, un vuelo directo a Santiago.
La noticia fue comentada en Cooperativa Deportes y, a partir de ahí, se han viralizado los comentarios de hinchas criticando la actitud del actual timonel de los albos. Según se pudo indagar, los más molestos eran los miembros del cuerpo técnico que en, los últimos días, se han llenado de críticas por la comentada dosificación del cacique en el torneo local, que le han significado la pérdida de puntos importantes y lo tienen hoy a nueve puntos del líder, el archirrival, Universidad de Chile.

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Bruce Lee estaba decidido a reinar en Hollywood y tenía el vehículo cinematográfico perfecto para lograrlo. Se llamaba Operación Dragón, contenía algunas de las escenas de acción más espectaculares jamás rodadas, conectaba a varios niveles con el espíritu y los éxitos populares de su tiempo y contaba con el apoyo de Warner Bros. Y la película fue un éxito descomunal: llegó a recaudar 400 millones de dólares (con la inflación actual, el equivalente a más de 2.000 millones) para un presupuesto que no alcanzaba el millón. Pero Lee no vivió para verlo: el 20 de julio de 1973, a los 32 años, el luchador más famoso de la historia del cine e icono por excelencia de las salas de barrio falleció prematuramente a consecuencia de un derrame cerebral. El entusiasmo que rodeaba el desembarco comercial de la estrella en Estados Unidos, donde la película se llevaba tiempo publicitando a lo grande —por ejemplo, con clases gratuitas de kárate para fomentar el interés del público en las artes marciales—, creció a fenómeno el día de su estreno, el 19 de agosto, menos de un mes después del deceso del protagonista y hace justo 50 años.

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“Mi nombre, Teofimo López, es de España. Mi abuelo, Don López, nació en Ávila”, reveló el campeón OMB del peso superligero. El boxeador de origen hondureño se siente español, por eso ha salido al ring en varias ocasiones con la bandera y con una banda en la cabeza. El abuelo de López se mudó a Brasil tras la Segunda Guerra Mundial. Allí tuvo una hija y, unos años después, se trasladó a Honduras. A sus 51 años, tuvo otro hijo más, Teofimo Sr. (el padre del púgil), fruto de un “desliz”, según reconoció él mismo en una entrevista a ESPN.

El padre del campeón creció en Honduras con su padre, pero iba viajando a Brooklyn, donde se mudó su madre. Decidió abandonar su país natal y trasladarse definitivamente a Estados Unidos. Ahí, tuvo a su hijo Teofimo López. La relación entre ambos está muy unida. Teofimo Sr. es su entrenador y representante, una figura importante dentro y fuera del ring. Le apoyó desde el inicio de su carrera, cuando empezó a boxear en casa. El púgil abandonó los estudios para centrarse plenamente en el deporte. Tuvo una exitosa carrera amateur, en la que realizó 170 combates, con tan solo 20 derrotas, y fue a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

The Takeover no tardó en proclamarse campeón del mundo. Debutó en noviembre de 2016 con un KO en el segundo asalto y, 15 combates después, se proclamó campeón de la FIB del peso ligero. López se mostraba como una de las grandes promesas del boxeo internacional y lo reafirmó en octubre de 2020, al vencer a Vasyl Lomachenko (17-3-0, 11 KO). Unificó las coronas de la división por decisión unánime y se presentó al mundo como una de las mayores estrellas.

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